¡Acá estoy amigues! ¿Cómo andan?
Espero que estén bien.
Por mi parte me tomé un descansito de dos semanas. Los parciales domiciliarios y la renovación del contrato laboral generaron un combo logístico–emocional que me alejó del teclado por unos días. Pero no se preocupen, ¡no me fui a ningún lado! Les cuento algo que estuve pensando ayer.
El 28 de junio de 1914, el Archiduque de Austria y heredero al trono del Imperio austrohúngaro, Francisco Fernando, fue asesinado por un joven independentista mientras visitaba la propia provincia del Imperio de Bosnia-Herzegovina.
El asesinato del Archiduque, que había sido nombrado heredero al trono tras la muerte de su primo, quedó catalogado en la historia universal como uno el desencadenante de la Primera Guerra Mundial.
Como heredero al trono, Francisco Fernando había tenido éxito en mantener a su imperio ajeno a la gran mayoría de los conflictos bélicos que se expandían por una Europa lanzada a la carrera armamentista y preservar el imperio de su dinastía. Tras su muerte, Austria le declaró la guerra a Serbia generando la reacción en cadena de un complejo sistema de alianzas que puso en guerra a todo el viejo continente.
A seis meses de gobierno de Milei, la sociedad argentina transita momentos de inestabilidad que producen la sensación de que el hecho menos pensado puede dar vuelta la taba, torcer la fortaleza espiritual del presidente y desencadenar una crisis política de grandes proporciones.
Propongo una encuesta:
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Catástrofe social
Con dos trimestres de gobierno a cuestas, todos los indicadores de la economía real reflejan un escenario de catástrofe social. La devaluación de diciembre, más las sucesivas desregulaciones, hicieron crecer de manera acelerada los precios de bienes de consumo, servicios e insumos industriales; mientras que los salarios, jubilaciones e ingresos de los trabajadores informales quedaron anclados. Este desfasaje produjo un aumento récord de la pobreza y ha llevado la indigencia a niveles alarmantes. A continuación, algunos indicadores de la caída.
Para el mes de junio, si la inflación fue del 5%, se registra una caída interanual del 14% real de la recaudación impositiva por parte de la AFIP. La caída se explica principalmente por la también caída del 19% en IVA e impuesto a las ganancias. Esto no solo evidencia una fuerte caída del consumo en productos de primera necesidad, sino también pone el pilar económico de sostener el superávit fiscal en jaque. Se entra en una dinámica donde se ajusta el gasto fiscal, eso produce un achicamiento de la economía que genera menos recaudación impositiva, que termina por ampliar el déficit original que se quería erradicar.
Hace quince días el INDEC publicó el informe de ventas en supermercados , que reflejan una caída en las ventas del 17% para el mes de abril. Del mismo informe se desprende que las ventas cayeron un 13% en lo que va del año. La población argentina está comprando menos alimentos y productos de primera necesidad de manera significativa en los últimos meses.
La caída en el consumo afecta principalmente a las PYMES, que, al no tener una contrapartida a su actividad principal en el mundo financiero como las grandes empresas, no pueden aprovechar las increíbles oportunidades que ofrece en este momento el tradeo. En sus informes, CAME, la Confederación de la Mediana Empresa, viene describiendo la caída en las ventas de sus empresas. Para el mes de mayo reflejaba una caída del 7% general, siendo farmacia y perfumería los rubros más afectados.
En términos de precios la inflación persiste en niveles altos y refleja una tensión entre dos efectos. Por un lado, hay un fuerte componente de inflación cambiaria: el salto en el tipo de cambio de diciembre produjo una disparada de precios, y las expectativas de una nueva devaluación hacen que ese efecto se perpetúe. En sentido opuesto, la recesión y la caída del consumo tiran los precios para abajo. Así, si lo precios siguen subiendo es debido a la inestabilidad del tipo de cambio; si moderan su alza es debido a la caída de la demanda.
Cómo si todo esto fuera poco, al concretar las políticas de su plan motosierra, el gobierno muestra un particular ensañamiento con los organismos públicos encargados de la contención social. Así, en pocos meses dejaron de funcionar en nuestro país las instituciones que se encargaban de luchar contra la discriminación, brindar apoyo económico a mujeres que sufren violencia de género, brindar recursos a chicos que cumplen la mayoría de edad sin ser adoptados, entre otros. La decisión de dejar pudrir alimentos en galpones sin entregar sea quizá el mayor caso de desidia pública en muchos años.
Dentro de un modelo económico donde la inversión es el único motor de crecimiento, las actividades asociadas a la extranjerización de los recursos naturales son las únicas con perspectivas de crecer. Para el trabajo, consumo y desarrollo interno no hay perspectivas de reactivación posible.
En campo propio
A pesar de la vertiginosa pauperización de las condiciones de vida de la mayor parte de la población argentina, la inestabilidad que dañó los cimientos de la construcción libertaria fue la producida por los movimientos en el mercado financiero.
El equipo económico del gobierno comenzó su gestión realizando una fuerte devaluación y lanzando al mercado instrumentos financieros con altas tasas de retorno. Los nuevos instrumentos financieros atrajeron la entrada de capitales especulativos. Mientras el dolar estuvo planchado, esos instrumentos generaron ganancias en dolares extraordinarias.
A la vez, la devaluación prometía a los sectores exportadores un tipo de cambio favorable que hacía suponer una entrada masiva de divisas al país. Para lograr el equilibrio fiscal, el gobierno incrementó la deuda pública con nuevos instrumentos financieros, detuvo la obra pública y postergó pagos.
Dada la historia de nuestro país, los mecanismos de transmisión a precios de una devaluación están bastante aceitados. Determinados bienes y activos financieros, recuperaron su valor real en una nominalidad más alta. Eso hizo que la devaluación de diciembre, al llegar abril, quedó vieja y no presentara un tipo de cambio atractivo para el sector exportador. Este efecto, más la baja de precios internacionales de los alimentos y la paralización de las obras necesarias para exportar insumos energéticos hicieron que el ingreso de divisas sea menor al esperado.
Así las cosas, los acreedores de nuestro país comenzaron a percibir la incapacidad del Estado argentino de cumplir con sus promesas en el futuro cercano. Una parte de los capitales especulativos comenzaron a pedalear en sentido contrario y el Fondo Monetario alertó sobre la necesidad de un cambio de régimen de tipo de cambio.
A un asesinato de archiduque
Si bien el escenario financiero se presenta complicado para el gobierno, pienso que no todo está perdido para la escuadra libertaria.
El oficialismo se aferra a su principal fortaleza: la capacidad de introducir un discurso completamente irracional en el debate politico. En este momento, en este país, con cualquier pavada se puede justificar cualquier cosa.
La sobre ideologización reaccionaria y la incapacidad de abandonar dogmas que solo funcionan en un mundo imaginario me hacen pensar que llegamos a un punto donde cualquier hecho político puede significar un cambio en el humor social y desatar la crisis que estamos incubando.
El aumento del dólar paralelo de las últimas semanas, paradójicamente, le da una luz de esperanza al gobierno. Al aumentar el contado con liquidación, aumenta parcialmente el tipo de cambio al cual los exportadores liquidan las divisas. Esto puede producir nuevas liquidaciones de granos. Si la entrada de divisas le gana la carrera al reperfilamiento en ciernes y el gobierno es exitoso en empeñar las empresas públicas y los recursos de nuestro suelo, puede lograr una relativa calma financiera hasta las próximas elecciones.
En su última entrevista televisiva, Milei volvió a compararse con Moisés. Quizá el presidente deba percatarse de que el ahijado del faraón no logró entrar a la tierra prometida. Veremos qué pasa.
Hasta aquí por hoy mis amigos. Espero que tengan una linda semana.
¡Los quiero!
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Esta nota fue editada por Ulises Rubinschik.